domingo, 16 de noviembre de 2008

RECORTE Carlos:

34 años, separado
padre de Darío
sin oficio.
Siento como si fuera alguien
que tuviera una pistola apoyada
en mi espalda todo el tiempo.
Sigue andando es lo único
que me parece estar oyendo.
Si un hombre me dirige la palabra,
trato de no parecer demasiado inteligente.
tatro de disimular que estoy
vitalmente interesado en las cosechas,
en el tiempo, en las elecciones.
¿Cómo pude dejarla ir? ¿Por qué?
¿Qué sucedió? ¿Cuándo sucedió?
He pensado en ella como un maníaco
noche y día durante más de un año,
y luego, sin advertirlo, se apartó
de mi mente, como una moneda
que se cae por el agujero del bolsillo.
Increíble, montruoso, insensato.
La única cosa que tenía que hacer
era pedirle que se casara conmigo
pedir su mano, eso era todo.
Ella hubiera dicho que sí inmediatamente.
Son los justos los que están cometiendo
los crímenes contra el hombre;
los justos son los verdaderos monstruos.
Son los justos los que exigen nuestras
impresiones digitales, que nos prueban que
hemos muerto aún cuando estamos de pie
delante de ellos en carne y hueso.
Son los justos los que nos imponen
nombres arbitrarios, nombres falsos,
que ponen datos falsos en el registro
y nos entierran vivos.
Si yo estuviera al mando de este barco
las cosas tal vez no estuvieran
tan ordenadas
y por Dios que sería más alegre.
No pasarías el tiempo ensuciándonos
en los pantalones por tonterías.
Tal vez no hubiera caminos macadamizados,
ni coches aerodinámicos, ni altoparlantes,
ni máquinas automáticas
de mil millones de tipos,
tal vez no hubiera
vidrios en las ventanas,
tal vez hubiera que dormir en el piso,
tal vez no hubiera cocina francesa,
ni italiana, ni china
tal vez la gente
se matara una a otra
cuando perdieran la paciencia,
y tal vez nadie impidiera
que lo hicieran porque
no habría cárceles,
ni policías, ni jueces,
y por supuesto no habría ministros,
ni legislatura...
... porque no habría ninguna
de las malditas leyes
que obedecer, ni desobedecer,
y tal vez llbara meses y años
para ir de un lado a otro,
pero no necesitarías la visa,
ni pasaporte,
ni documento de identidad,
porque no estarías registrado
en ninguna parte y no tendrías
un número,y si quisieras cambiar
tu nombre todas las semanas
podrías hacerlo porque no
significaría la menor diferencia,
desde que no poseerías nada excepto
lo que llevaras puesto
¿Y para que poseer nada
cuando todo sería gratis?
Camino lenta y ventuosamente por las calles.
Las amadas calles donde todo el mundo
camina y todo el mundo sufre sin demostrarlo.
Ningún hombre quiere ser un artista,
se lo impulsa a serlo porque el
mundo rehúsa reconocer el derecho de los
que queiren dirigirse a si mismos.
continúa